Coronavirus y medicinas alternativas

La pandemia del coronavirus pone en evidencia la visión de la medicina clásica y abre una puerta a las medicinas complementarias

Después de mas de un mes de confinamiento, la actual comunidad científica sigue sin entender el comportamiento del coronavirus. Y lo que es peor, sigue sin poder dar una respuesta eficaz ante esta aparente dramática situación.

Sin embargo siguen tratando de hacer frente al problema, y buscando una solución a éste, desde un enfoque obsoleto, rancio, del siglo pasado.

Tenemos herramientas suficientes como para poder hacer frente a esta situación de una manera más integral, con la ayuda de otras formas de entender la medicina. Las medicinas alternativas deben pasar a ser ya una herramienta de apoyo aceptada por el sistema sanitario.

Las terapias complementarias pueden ser una herramienta muy útil de apoyo

Pero como en épocas pasadas en las que tan sólo era válida la opinión de unos pocos apoderados y aferrados a sus ideas e intereses personales sociales y económicos, nos encontramos hoy en día en la religión de la ciencia. Lo que no pueda ser explicado bajo el microscópio de la ciencia simplemente no existe. Y honestamente esa prepotencia nos impide aprender de lo que en ocasiones aun no tenemos una respuesta plausible para entender los hechos que se manifiestan.

Esto es lo que viene ocurriendo desde que en 1998 el Dr. Isaac Goiz descubriera que con la utilización de campos magnéticos de baja intensidad era capaz de desequilibrar el medio extracelular y de esta forma el organismos restablecer su adecuada salud. A esta maravillosa herramienta gracias a al cual han sido tratadas en todo el mundo cientos de miles de personas recibe el nombre de par biomagnetico. Y sí, hasta la fecha las personas que prueban el Biomagnetismo Médico siguen curándose con imanes, a pesar de que la ciencia no entiende cómo puede ser.

El Par Biomagnético es muy eficaz para tratar el coronavirus

Lo mismo ocurre con lo homeopatía, acupuntura, reflexología… y un sinfín de terapias que en ocasiones la ciencia no ha sido capaz de comprender, y en muchas otras simplemente ha preferido mirar a otro lado.

Pero si algo realmente es llamativo en esta situación, es sin duda la reacción de la denominada comunidad científica ante las evidencias del dióxido de cloro como agente anti bacteriano, antifúngico y antivírico.

En 1996, el ingeniero estadounidense Jim Humble se encontraba en la selva de Guyana en una expedición minera en busca de oro. Dos de las personas que iban con él se enfermaron de malaria y a falta de cualquier otro tratamiento en ese entorno salvaje, Humble les dio una mezcla de agua con clorito de sodio. A las pocas horas la sintomatología de estas dos personas había desaparecido por completo. Se habían curado.

Ante la imposibilidad de patentar lo que el llamo con el desafortunado nombre de MMS (Solución Mineral Milagrosa),  Jim Humble decidió compartir abiertamente su descubrimiento para que toda la humanidad se beneficiara libremente de esta sustancia capaz de tanto sin ningún tipo de contraindicación. Podría hacerse una analogía entre la importancia del descubrimiento del dióxido de cloro y lo que fue en su día supuso el hallazgo de la penicilina.

Ha sido sin embargo Andreas Kalcker, biofísico e investigador alemán, quien más ha desarrollado el estudio del dióxido de cloro, la sustancia verdadera protagonista de tantas milagrosas curaciones.

Aislando el dióxido de cloro y determinando en su laboratorio hasta donde era capaz de actuar dicha sustancia. Evidencias de esto es la consecución de varias patentes y estudios en todo el mundo.

El dioxido de cloro es capaz de eliminar el coronavirus en cuestión de horas

En Hungría, país europeo con una mínima afección del coronavirus existe un medicamento que es dióxido de cloro puro.

Estamos en mundo globalizado en el que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y sin prestar atención a la consecuencia de nuestras acciones.

Es llamativo que ahora nos impongan y aceptemos los mandatos de unos pocos sin apenas hacer una mínima reflexión.

El miedo es una herramienta muy conocida a lo largo de la historia y sus efectos sobre el rebaño siguen teniendo los mismo resultados hoy en día.

Desde la AEBM se ha creado un programa de cooperación y voluntariado.  Ofrecen desinteresadamente los servicios de más de 50 terapeutas en Biomagnetismo Médico para ayudar a aquellas personas en estado critico por el coronavirus. Los resultados están siendo espectaculares y muy alentadores.

Entre todos los que nos dedicamos a ver la salud y la medicina con otra visión, estamos luchando por conseguir que una masa crítica suficientemente grande cambie para así producir un cambio en su entorno.

Juntos lo conseguiremos.