Rupert Sheldrake: el biólogo que propuso que la naturaleza tiene memoria

 

En el mundo de la ciencia, hay voces que se atreven a mirar más allá de lo establecido. Una de ellas es la de Rupert Sheldrake, un biólogo británico que ha dedicado su vida a estudiar algo tan fascinante como invisible: la memoria de la naturaleza.

🌱 Una mirada más amplia a la vida

Sheldrake no es un científico “alternativo” en su formación: estudió biología en Cambridge, se doctoró en bioquímica y trabajó en investigación celular. Sin embargo, con el paso del tiempo se dio cuenta de que la ciencia moderna —centrada en lo material y lo genético— dejaba muchas preguntas sin respuesta.

Por ejemplo:

  • ¿Cómo sabe un embrión qué forma debe adoptar?
  • ¿Por qué ciertos comportamientos se repiten en especies separadas por miles de kilómetros?
  • ¿Por qué algunos animales parecen anticipar lo que va a ocurrir, como si tuvieran un tipo de conexión invisible?

Preguntas como estas le llevaron a desarrollar una idea revolucionaria: los campos mórficos.

🌬️ Los campos mórficos: la memoria invisible de la naturaleza

Según Sheldrake, todo lo que existe —una planta, un órgano, un animal o incluso una costumbre humana— está rodeado por un campo de información que contiene su memoria.

A este campo lo llamó campo mórfico (morphé = forma, genesis = creación).

Cada especie, cada órgano y cada hábito tiene su propio campo mórfico, que influye en cómo se organiza la materia y cómo se repiten los patrones de la vida.

Cuando un comportamiento, una forma o una reacción se repite muchas veces, deja una “huella” que facilita que vuelva a ocurrir.

A esto lo llamó resonancia mórfica.

👉 En otras palabras:

La naturaleza aprende.

Y cuanto más se repite algo, más fácil es que vuelva a manifestarse.

🔬 Ejemplos que invitan a reflexionar

Sheldrake observó que los cristales recién descubiertos se forman más fácilmente con el paso del tiempo, como si “recordaran” su estructura.

O que los animales de una misma especie, incluso viviendo en lugares distintos, aprenden más rápido cuando otros ya han aprendido algo similar.

Incluso se interesó por el vínculo invisible entre humanos y animales, estudiando la telepatía entre perros y sus dueños.

⚖️ Ciencia con alma

Por supuesto, su teoría fue polémica. Algunas revistas científicas la criticaron duramente, pero muchos investigadores, filósofos y terapeutas la vieron como un puente entre la biología y la conciencia.

Porque lo que Sheldrake propone, en el fondo, es una invitación a comprender la vida no solo como una máquina, sino como un sistema vivo, dinámico y en constante comunicación.

🌎 La vida como red de memoria y resonancia

Si la naturaleza tiene memoria, si cada forma de vida resuena con las anteriores, entonces todo lo que hacemos, sentimos o pensamos deja una huella en el campo colectivo.

Y esa huella puede influir en los demás y en nosotros mismos.

En palabras del propio Sheldrake:

“La naturaleza no obedece leyes fijas; sigue hábitos que se han formado con el tiempo.”

Una idea tan sencilla como transformadora, que nos invita a mirar el mundo —y a nosotros mismos— como parte de una gran red de memoria viva.

¿Y qué tiene esto que ver con el Par Biomagnético y con nuestro propio campo energético?

Mucho más de lo que parece.

En la siguiente entrada te contaré cómo los campos mórficos y los campos magnéticos del cuerpo humano podrían estar profundamente conectados.

Y cómo, al equilibrar el campo, el cuerpo recuerda su patrón natural de salud

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